Un día de Cuaresma

Las túnicas cuelgan de la puerta del salón. Limpias, planchadas, con todos los botones puestos. Incluso ese que perdiste el año pasado, no sabes cómo, pero lo perdiste.
“Papá ¿Dónde está mi papeleta?”
“Te la dejé en tu cuarto.”
“En mi cuarto no está.”
“Como la pierdas a ver como entras.”
Entras en la hermandad y todo es revuelo. Insignias que van para la iglesia, rezagados comprando papeletas de última hora, el que te pide dinero para flores y se lo acabas dando
Todos los años lo mismo. Pero aparece. Tu madre y su poder de encontrar las cosas. Y repite eso de “si lo pusiérais todo en su sitio no os pasarían estas cosas.” Mientras plancha un costal que le tenían que haber dado antes porque mira que te dije que lo sacaras con tiempo.
“Mamá queda una semana aún.”
“Y si no te lo digo me lo das el mismo día.”
Tu padre aprovecha que tiene un rato libre para salir a comprarte tus guantes blancos, que si no se te olvidan, y a acercarle a tu abuela unas cuantas torrijas que le gustan mucho y tu madre ha hecho demasiadas. Mientras, te vistes. Has quedado para ir a la hermandad a comprar dos tacos de estampas. Uno que hace la junta y otro que hacen unos amigos tuyos desde hace unos años. Al salir de casa una llamada.
“Cómprame estampas a mi también.”
“¿Pero tú no tienes de los costaleros?”
“Sí, pero la foto de la otra me gusta más.”
Ya tienes que comprar tres, los dos tuyos y el de tu hermano, que se ha quedado en casa para probar el costal con tu madre. Entras en la hermandad y todo es revuelo. Insignias que van para la iglesia, rezagados comprando papeletas de última hora, el que te pide dinero para flores y se lo acabas dando.
Al final te lías porque te han dicho que en una hora, cuando abra la iglesia ya la virgen estará vestida. Te tomas algo con tus amigos, que reciben mensajes de sus padres para decirles que dónde tienen el capirote o que cuánto cuesta la papeleta que este año se la regalan.
Abre la iglesia y vais todos juntos. Qué bonita está, ese tocado le queda bien, me encanta como le han puesto la toca este año… pues a mi me gustó más el año pasado, pero me da igual. Lo de todos los años.
“Oye ¿Quién va a participar en los ramos de flores?”
Dos euros menos en tu cartera. Vuelves a casa con todas las fotos hechas para enseñarlas. Mientras hacen la cena suena “La Estrella Sublime” porque “es que ya estamos en el lío”.
Y enseñas las fotos de la Virgen. A mi no me la enseñes que la quiero ver en persona. Pero mira que es guapa. Yo empecé saliendo en el palio y acabé en el Señor. Las mismas historias de todos los días pero que escuchas como si fuera la primera.
Una semana para la misma gloria. Y que nunca nos falten los nuestros. Los que hacen que estos días sean magia.